El paso del tiempo va dejando sus huellas y él mismo se encarga de ir desdibujándolas a medida que van trascurriendo días, meses, años.... algunas no se borran nunca, es imposible, porque van inherentes a nuestra propia vida, pero se van haciendo más llevaderas.
Tenemos que seguir caminando, y aunque no olvidemos lo perdido, hay otros muchos motivos para dar gracias a Dios por el presente y no quedarnos anclados en el pasado.
Abrazos.